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Born-again planetary nebula
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El renacer de una nebulosa planetaria

29/07/2015 1651 views 10 likes
ESA / Space in Member States / Spain

Una estrella se debate entre la vida y la muerte entre los coloridos tonos de esta nube con forma de ojo, conocida como Abell 78. Esta estrella expulsó sus capas externas con su último aliento, pero ha vuelto a cobrar vida por un breve periodo de tiempo, recordando su gloria pasada.

Las estrellas con una masa de entre 0.8 y 8 veces la de nuestro Sol suelen terminar sus días expulsando sus capas externas. Tras agotar el combustible que las hizo brillar durante miles de millones de años, estos astros colapsan hasta convertirse en enanas blancas, un tipo de estrella densa y caliente. El material expulsado impacta con el polvo y el gas de su entorno, creando hermosas nubes conocidas como ‘nebulosas planetarias’. Este curioso término fue acuñado por los astrónomos del siglo XVIII, ya que su forma redondeada recuerda a la silueta de los planetas. 

No obstante, el renacer de una nebulosa planetaria, como el de la que se puede ver en esta imagen, es algo bastante inusual, habiéndose detectado tan sólo un puñado de ejemplos. Las complejas formas que adopta esta nube nos relatan su turbulenta historia. 

El núcleo de la estrella agotó sus reservas de hidrógeno y helio y colapsó bajo su propio peso, expulsando una buena parte de su envoltura. Sin embargo, estas capas periféricas resultaron ser tan densas que el proceso de fusión del helio pudo volver a comenzar en su interior. 

Esta nueva actividad nuclear volvió a desatar una corriente de viento estelar, mucho más rápida que la original. La interacción entre los flujos nuevos y antiguos ha tallado la compleja estructura de la nube, como demuestran los filamentos radiales que se pueden ver emanando de la estrella colapsada en el centro de la imagen. 

La interacción entre estas dos corrientes de vientos estelares a distinta velocidad ha calentado el entorno de Abell 78 a más de un millón de grados, haciéndolo brillar con intensidad en la banda de los rayos X. Los astrónomos detectaron este brillo con el observatorio espacial XMM-Newton de la ESA, identificando inmediatamente una gran similitud con las otras nebulosas planetarias que habían vuelto a cobrar vida, como Abell 30

Esta imagen de tres colores combina los datos recogidos en el año 2013 por XMM-Newton en la banda de los rayos X (azul) con las observaciones ópticas realizadas utilizando dos filtros que permiten detectar el brillo del oxígeno (verde) y del helio (rojo). Los datos ópticos fueron tomados en 2014 por la Cámara y Espectrógrafo de Objetos Difusos del Telescopio Óptico Nórdico, situado en La Palma, en las Islas Canarias. El estudio de las emisiones de Abell 78 en la banda de los rayos X ha sido publicado en un artículo de J.A. Toalá et al. 2015.

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