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Cartografiando el terremoto de Oaxaca desde el espacio

23/07/2020 512 views 11 likes
ESA / Space in Member States / Spain

La mañana del 23 de junio de 2020, un fuerte terremoto azotó el estado mexicano de Oaxaca, en el suroeste del país. Con una magnitud de 7,4 grados, provocó evacuaciones en la región, una alerta por tsunami y daños en miles de viviendas. Ahora, los datos de radar de la misión Sentinel-1 de Copernicus están sirviendo para analizar los efectos del terremoto en el terreno.

Situado sobre tres de las mayores placas tectónicas del planeta (la placa norteamericana, la de Cocos y la del Pacífico), México es una de las regiones con mayor actividad sísmica del mundo. Cerca de la región sur del país, la placa norteamericana converge con la de Cocos, que se hunde bajo aquella en una zona de subducción. Este proceso geológico se asocia con muchos de los dañinos terremotos que se producen en la costa del Pacífico mexicano, incluido el más reciente del 23 de junio.

El terremoto registrado en Oaxaca tuvo lugar a las 10:29 hora local, con el epicentro a unos 12 km al suroeste de Santa María Zapotitlán. Ese mismo día se registraron varias réplicas potentes, además de otras cinco en las 24 horas siguientes.

Aunque en la actualidad no existe forma alguna de predecir cuándo se producirá un terremoto, las imágenes por radar de los satélites permiten observar sus efectos. Desde su lanzamiento, la misión Sentinel-1 de Copernicus ha demostrado ser una magnífica herramienta para medir la deformación superficial provocada por la tectónica, las erupciones volcánicas y la subsidencia del suelo.

Interferograma de Oaxaca
Interferograma de Oaxaca

En las figuras de la izquierda se han combinado datos de Sentinel-1A y Sentinel-1B, adquiridos poco antes y después del terremoto, para medir el desplazamiento cosísmico, o deslizamientos del terreno, producido entre las dos fechas de adquisición. Se obtiene así el colorido patrón de interferencias (o franjas) conocido como “interferograma”, que permite a los científicos cuantificar el desplazamiento superficial.

Ramón Torres, responsable del proyecto Sentinel-1 de Copernicus, explica: “El interferograma representa el desplazamiento superficial en la línea de visión del radar, es decir, la mitad de la longitud de onda del radar. La distancia entre el ciclo de interferencia, de amarillo a amarillo, corresponde a una deformación de 28 mm en la línea de visión del radar. Por ejemplo, un ciclo de color azul-verde-rojo representa un movimiento relativo hacia el radar, mientras que un ciclo rojo-verde-azul indica una deformación en sentido contrario”.

“Las franjas pueden desarrollarse para facilitar su conversión a metros. El resultado, que se conoce como mapa de desplazamiento superficial, muestra la deformación relativa causada por el terremoto”.

En las imágenes de Oaxaca, se observaron deformaciones del terreno de hasta 0,45 m en la ciudad costera de La Crucecita, donde se situó el epicentro.

Gracias a su ancho de barrido de 250 km de superficie, la misión Sentinel-1 de Copernicus ofrece a los científicos una visión amplia del desplazamiento, lo que les permite examinar los deslizamientos del terreno y seguir desarrollando el conocimiento científico sobre los terremotos.

Deformación de la superficie
Deformación de la superficie

Al disponer de las imágenes de Sentinel-1A y Sentinel-1B, los científicos pueden cuantificar el movimiento del terreno tanto en vertical como en dirección este-oeste, peinando los barridos de radar obtenidos mientras los satélites se desplazan de sur a norte y viceversa.

Aunque en la actualidad las misiones de radar se limitan a medir el componente este-oeste del desplazamiento superficial, la misión candidata de exploración de la Tierra propuesta Harmony aumentará las capacidades al añadir líneas de visión adicionales a la misión Sentinel-1.

En áreas donde el desplazamiento se produce predominantemente en dirección norte-sur, Harmony podrá medir de manera sistemática y precisa una dimensión más del desplazamiento. Contribuirá así a resolver ambigüedades en los procesos geofísicos subyacentes que dan lugar a los terremotos, deslizamientos de tierra y vulcanismo.

Mirando al futuro, las próximas seis misiones candidatas de alta prioridad ampliarán las actuales capacidades de las misiones Sentinel. Una de ellas será la misión de radar de apertura sintética en banda L ROSE-L, que también incrementará las capacidades actuales de Sentinel-1 y permitirá a los científicos perfeccionar el cartografiado de terremotos a lo largo de la próxima década.

En palabras de Ramón Torres: “Los servicios de Sentinel-1 están más que garantizados durante las próximas décadas. Los satélites Sentinel-1C y Sentinel-1D están completándose y a finales de este año comenzará a diseñarse la próxima generación de satélites”.

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