El ejercicio físico

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Si no te gusta el ejercicio físico, la vida en una estación espacial no es para ti. Cada tripulante de la Estación Espacial Internacional (ISS) dedica hasta dos horas diarias a hacer ejercicios en distintos aparatos. Todos esos esfuerzos tienen por fin contrarrestar el deterioro físico que se sufre en los largos vuelos espaciales. También facilitan la readaptación de los astronautas a la gravedad normal cuando regresan a la Tierra.

Los huesos, el corazón y los pulmones, los músculos y demás órganos cambian en situación de ingravidez. Entre esos cambios está la pérdida de calcio de los huesos y el debilitamiento del corazón, que ya no debe trabajar en contra de la gravedad para bombear sangre a todo el cuerpo. Cuanto más tiempo pasa un astronauta en el espacio, más profundos son esos cambios.

Médicos situados en tierra supervisan el estado físico de la tripulación y miden los cambios que sufren. Si es necesario, indican a los astronautas que modifiquen sus programas de ejercicio físico. A bordo de la ISS hay varios aparatos que utilizan los astronautas para sus ejercicios. Incluyen dos cintas rodantes, un aparato de resistencia física y una máquina de remo (ergómetro). En todos los casos, los astronautas deben atarse a los aparatos para no salir flotando.

Las cintas rodantes se utilizan para simular las acciones de caminar y correr en situaciones de gravedad normal. El ergómetro se puede emplear para ejercitar brazos y piernas. El dispositivo para ejercicios de resistencia se asemeja al levantamiento de pesas en la Tierra. Permite al usuario realizar series de ejercicios retenido con correas elásticas. Un ordenador portátil controla el ritmo cardíaco y otros signos vitales de los astronautas mientras utilizan los aparatos.

Última modificación 19 octubre 2011

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