Científicos destacan la importancia de los satélites de observación de la Tierra para el estudio de las regiones polares
A medida que la capa de hielo sobre el Ártico se retira inexorablemente hacia lo que apunta ser un nuevo récord estival, los científicos destacan la excepcional contribución que han realizado los satélites de observación de la Tierra durante el Año Polar Internacional para la caracterización de los efectos del cambio climático en esta región.
Para celebrar los logros del Año Polar Internacional (IPY), la semana pasada se desarrolló la 'IPY Oslo Science Conference' en la capital noruega, evento que congregó a más de 2400 investigadores, educadores y miembros de la comunidad polar – convirtiéndola en el mayor encuentro científico sobre los polos de la Tierra jamás celebrado.
El ambicioso programa de dos años del IPY ha sido diseñado con el objetivo de conocer mejor los mecanismos que regulan las regiones polares y examinar la relación entre estos frágiles entornos y el clima global.
“Las observaciones realizadas por los satélites han revolucionado nuestra forma de comprender la criosfera y el papel crucial que juega en la regulación del sistema climático de la Tierra”, explica el Dr Ghassem Asrar, Director del Programa de Investigación del Clima Global.
La Agencia Espacial Europea ha contribuido al IPY coordinando observaciones sobre las regiones ártica y antártica con sus satélites de observación de la Tierra, entre los que destacan ERS-2 y Envisat.
Además, la ESA ha codirigido el proyecto GIIPSY (Global Interagency IPY Polar Snapshot Year), diseñado para coordinar las observaciones in situ y desde el espacio realizadas por las distintas agencias con el fin de crear un archivo de imágenes que permitirá cuantificar los futuros cambios en las regiones polares.
El Prof. Kenneth Jezek del Byrd Polar Research Centre, de la Universidad Estatal de Ohio, opina que “el éxito de este primer intento de utilizar la constelación internacional de satélites de observación de la Tierra se debe claramente a los esfuerzos realizados por las distintas agencias espaciales involucradas, y en particular a la ESA, que jugó un papel crucial dirigiendo el proyecto GIIPSY”.
A medida que los efectos del cambio climático empiezan a ser evidentes, los satélites han observado ciertos sucesos dramáticos durante el periodo del IPY. Por ejemplo, el radar del satélite europeo Envisat contempló el colapso de una pasarela de hielo que condujo a la desestabilización de la placa Wilkins en la Antártida el año pasado, y resaltó en el año 2007 la mínima extensión estival del hielo ártico de la que se tiene constancia.
Una vez más, la extensión del hielo que cubre el océano Ártico es objeto de acaloradas discusiones, ya que a día de hoy ya ha descendido por debajo de la extensión mínima registrada en Junio de 2007, lo que apunta a que este verano el hielo ártico alcanzará un nuevo récord mínimo.
La ESA dispone ahora de una nueva herramienta para estudiar el hielo de la Tierra: el satélite CryoSat-2. Al monitorizar por primera vez los cambios en el espesor del hielo, CryoSat pondrá sobre la mesa nuevas evidencias que permitirán determinar a qué velocidad está variando el volumen de hielo, no sólo del que se encuentra flotando en los océanos polares, sino también de las grandes capas que cubren Groenlandia y la Antártida.
La conferencia también destacó la importancia de mantener un archivo a largo plazo de las observaciones realizas por los satélites, para poder evaluar la repercusión de los gases de efecto invernadero sobre la atmósfera polar y su influencia sobre la capa de ozono.
La capa de ozono ha estado continuamente monitorizada desde el espacio durante las últimas tres décadas – lo que ha permitido detectar un récord mínimo sobre el Polo Sur en el año 2006. En 2009, los satélites ERS-2, Envisat y MetOp contribuyeron a este archivo de observaciones demostrando que hay una ligera tendencia de recuperación del ozono total.
Durante la conferencia, los ponentes reiteraron la necesidad de monitorizar de forma continua las regiones polares para poder comprender los procesos climáticos a esas latitudes. Las observaciones realizadas desde los satélites resultan fundamentales para este estudio, dado el carácter remoto y aislado de estas regiones, por lo que también se propuso diseñar nuevas misiones para estudiar aquellos aspectos que continúan siendo una incógnita para los científicos.
La ESA está dispuesta a continuar apoyando este esfuerzo internacional con su familia de satélites Earth Explorer (Exploradores de la Tierra) y con las futuras misiones Sentinel para la Vigilancia Mundial del Medio Ambiente y la Seguridad.