El descenso de la Huygens:
un año después
En una semana como ésta hace un año, el 14 de enero de 2005, la sonda Huygens de la ESA llegó a la capa superior de la atmósfera de Titán y se posó en la superficie 2 horas y 28 minutos después, tras descender en paracaídas.
Como parte de la misión conjunta NASA/ESA/ASI enviada a Saturno y sus lunas, la sonda Huygens se envió desde la nave Cassini para explorar Titán, la luna más grande de Saturno. Es posible que la química interna de Titán se asemeje a la de la Tierra primitiva de hace unos 4.000 millones de años y que contenga algunas claves sobre el inicio de la vida en nuestro planeta.
La misión Huygens ha representado un extraordinario éxito técnico y científico y ha sido una de las misiones espaciales más complejas y gratificantes que ha habido hasta la fecha. El contacto con la superficie de Titán marca el punto más lejano en que se ha posado jamás una nave espacial construida por el hombre.
Por debajo de los 40 km de altitud se obtuvieron imágenes nítidas de la superficie de Titán, que revelan un mundo extraordinario, parecido a la Tierra en muchos sentidos, en especial en cuanto a la meteorología, la geomorfología y la actividad fluvial, aunque con componentes distintos. La imágenes ofrecen claras muestras de erosión debida al desplazamiento de líquido, posiblemente metano.
La Huygens ha permitido realizar estudios de la atmósfera y de la superficie, incluida la recogida de muestras de la química orgánica y de las partículas ligeras que flotan por debajo de los 150 km. Se confirmó así la presencia de una compleja química orgánica, que refuerza la idea de que Titán es un lugar prometedor para la observación de moléculas tal vez precursoras de los componentes que, al unirse, dieron lugar a la aparición de la vida en la Tierra.
En torno a 260 científicos y hasta 10.000 ingenieros y otros profesionales de 19 países superaron sus diferencias culturales y multidisciplinares para lograr una cooperación sorprendente.
Jean-Pierre Lebreton, científico del proyecto Huygens de la ESA, comentó: “El cumplimiento de esta misión ha requerido dos decenios y ha exigido al límite nuestra capacidad científica, tecnológica y organizativa. Sin embargo, los científicos e ingenieros recurrieron a sus conocimientos y su inteligencia para superar las barreras técnicas, políticas y espaciales que se oponían a sus objetivos.
“Al final lograron un triunfo espectacular y, al margen de los impresionantes logros científicos, la misión debe constituir un factor de estímulo y aprendizaje para organizaciones de todo tipo y de todos los sectores sobre la manera de trabajar juntos”.
