Proba-2 captura tres eclipses solares
El satélite de observación solar de la ESA, Proba-2, vivió tres eclipses parciales de Sol durante la noche de ayer mientras que, aquellos afortunados que observaban desde el norte de Australia, fueron obsequiados con un eclipse total de Sol.
Durante un eclipse total de Sol, la Luna se mueve entre el Sol y la Tierra. Su separación y alineamiento hacen que la Luna parezca lo suficientemente grande como para bloquear temporalmente la luz del Sol, mucho más alejado de nosotros.
Dado que Proba-2 orbita la Tierra unas 14,5 veces al día, puede entrar y salir de la sombra de la Luna durante un eclipse solar. El cambio constante en el ángulo de visión de Proba-2 hizo que el satélite pasara a través de la sombra de la Luna tres veces durante el eclipse de ayer, tal y como se aprecia en este vídeo.
Desde la situación ventajosa de Proba-2 el eclipse solar no fue completo en ningún momento, y cada uno de los tres eclipses que contempló fue solo parcial.
Proba-2 ve tres eclipses parciales de Sol
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El vídeo se ha editado con imágenes obtenidas por la cámara SWAP del satélite Proba-2, que toma instantáneas del Sol en luz ultravioleta. Pueden apreciarse las regiones de tormentas activas de esta cara del Sol, incluyendo las manchas solares, las raíces de algunas enormes llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal que ocasionalmente se dirigen hacia la Tierra.
El ruido aparente de la imagen es consecuencia de las partículas de altas energías que golpean la electrónica del satélite Proba-2 a medida que la nave atraviesa la Anomalía del Atlántico Sur. El oscurecimiento en la imagen es un efecto que se produce cuando la órbita del satélite se cruza con la sombra de la Tierra.
Mientras que en tierra se vivía el eclipse solar total, Proba-2 podía ver el disco completo del Sol.
“El satélite también pasó horas recogiendo datos del entorno solar más alejado del Sol antes y después del eclipse completo, proporcionando un contexto a las observaciones basadas en tierra,” afirmó Joe Zender, gestor de la misión Proba-2.
Observar en luz visible muy cerca de la superficie solar solo es posible desde la tierra durante los eclipses, cuando el brillante disco solar se oscurece momentáneamente, exponiendo brevemente la brillante atmósfera del Sol, o corona, y el resplandor rojizo de la cromosfera.
“Combinando las observaciones en luz visible con las imágenes en ultravioleta que nos proporciona Proba-2 durante un acontecimiento inusual, como un eclipse total de Sol, tenemos una oportunidad única para acceder a regiones del Sol difíciles de ver en diferentes longitudes de onda,” añadió Joe.
“Combinando las observaciones en luz visible con las imágenes en ultravioleta que nos proporciona Proba-2 durante un acontecimiento inusual, como un eclipse total de Sol, tenemos una oportunidad única para acceder a regiones del Sol difíciles de ver en diferentes longitudes de onda,” añadió Joe.
Los observadores desde tierra vieron sobrecogidos cómo la oscuridad se fue adueñando de la superficie durante dos minutos. La científica de Proba-2, Anik De Groof, contempló el evento junto con miles de personas desde las costas australianas de Palm Cove.
“Nos pusimos un poco nerviosos cuando, tras el amanecer, el Sol, parcialmente eclipsado, fue cubierto por una nube enorme, pero cinco minutos antes de la totalidad, la nube se disolvió y pudimos ver las ‘Perlas de Baily” (Baily’s beads’)– un efecto en el que las “perlas” de luz solar brillan a través de la accidentada superficie lunar”, dice Anik.
“Durante la totalidad pudimos ver la cromosfera rojiza y la corona en unas condiciones excepcionales – ¡ha sido fantástico!”. Los australianos tendrán otra oportunidad para ver un eclipse solar en mayo de 2013, aunque, dado que la Luna estará ligeramente más alejada de la Tierra, no bloqueará por completo la luz solar, con lo cual será un ‘eclipse anular’. Europa deberá esperar hasta noviembre de 2013 para disfrutar de un eclipse solar parcial en gran parte del sur.
Mientras tanto, la nave de exploración solar de la ESA seguirá monitorizando los tormentosos comportamientos del Sol a medida que desprende su plasma en el espacio y hacia la Tierra. Los científicos se acercarán aún más a estos eventos en el año 2017, con el lanzamiento de Solar Orbiter, que viajará para observar el Sol desde la escalofriante distancia de tan solo 42 millones de kilómetros, dentro de la órbita del planeta Mercurio.