"Cuando seas mayor podrás hacer todo lo que te propongas"
Estudiar ciencias o ingenierías (sacando buenas notas); hacer vida sana; y no obsesionarse con ser astronauta son algunos de los consejos que Pedro Duque dio a sus fans más pequeños,que pudieron hablar con él el pasado 23 de septiembre en un 'chat' en Internet organizado por la ESA con la colaboración de Educared.
Duque confesó que cuando él era niño "no se podía pensar que un español pudiera ser astronauta", y que por tanto "era mejor no tener sueños imposibles". Pero como, pese a todo, él lo ha logrado, ahora puede contar lo que se siente flotando, que el cielo se ve siempre negro desde el espacio o que los pies se le quedan a uno fríos porque las venas de las piernas se estrechan.
"¿Crees que cuando yo sea mayor podría ir a Marte?", pregunta a Pedro otro Pedro, de seis años. El adulto no escatima ánimos: "Cuando seas mayor podrás hacer todo lo que te propongas si realmente trabajas por ello. De momento, lo único que tienes que hacer es jugar y hacerte una persona mayor normal y responsable". Después Duque soplaría más pistas a los aspirantes a futuros astronautas: "Las pruebas más importantes [para ser seleccionado como astronauta] son los exámenes y las tesis doctorales que vayas a hacer"; luego habrá pruebas de aptitud física, y "en ésas no se les escapan ni las drogas, ni el ver la tele demasiado y no hacer ejercicio, ni nada de eso".
Muchas preguntas empezaban con un "¿Qué se siente..."? Y así Duque explicó cómo "la ingravidez hace que todos los músculos se relajen" --aunque a veces uno se marea--; que flotando por la nave "nada te aprieta ni atosiga", y que "sientes mucho silencio y paz". Ir en avión, por ejemplo, "es mucho más ruidoso que el Transbordador" en que Duque hizo su anterior vuelo. El despegue, en cambio, no parece muy plácido: "El cohete se enciende de repente y notas una aceleración hacia arriba bastante fuerte. Al cabo de unos minutos (...) notas porrazos y cambios de velocidad, pero nada especialmente grave". También se siente la vibración, aunque "dicen que en este cohete [el ruso Soyuz] menos que en el americano". Además, en el despegue hay que llevar puesto el traje de astronauta, "muy sudoroso porque han de ser herméticos. Menos mal que todos tienen refrigeración, sea por aire o por agua".
Pedro Duque le contó a Josune cómo se ve la Tierra: "redonda como es. (...) Nosotros a 400 km de altura vemos (...) un paisaje enorme, y el horizonte es marcadamente curvo. Además, el cielo es negro siempre, haga sol o no". Y claro, Julio quiso saber enseguida el porqué de esa negrura: "se ve negro porque no hay aire. Solo el aire, al dispersar la luz del sol, hace que el cielo sea azul, o blanco si hay humedad, o gris si hay nubes de lluvia", explicó el astronauta.
La percepción del tiempo fue otro tema: "Los días en el espacio son bien raros. Como el sol sale y se pone 16 veces debido a la velocidad que llevamos, tenemos que guiarnos sólo por el reloj". Los ritmos de vigilia y sueño de los astronautas se deciden por una convención entre rusos y americanos. El día suele empezar a las cinco de la mañana de Greenwich, y por delante quedan "ocho horas de trabajo, tiempo para limpiar filtros, arreglar lo que se haya roto, etc. (...) No voy a parar, ayer me dieron el plan de cada día y está llenísimo (!!)".
Los niños preguntaron también qué tal se come en la Estación -"a gusto, a gusto, no se come porque hay que tener mucho cuidado de no mandar flotando por ahí los trocitos de la comida" - y curiosearon en el equipaje de Duque: "me llevaré mi reloj, algunas cosillas de mis hijos (...) y unas cuantas fotografías. También estoy pensando en llevarme música". La charla acabó con un "¡Te deseamos suerte!".
