Pedro Duque, en marcha hacia la Estación Espacial Internacional
Una amplia sonrisa en la cara de Pedro Duque y un apretón de manos con los demás tripulantes, el cosmonauta ruso Alexander Kaleri y el astronauta de la NASA Michael Foale, han sido la señal de que se superaba con éxito los momentos más críticos del lanzamiento esta mañana de la nave Soyuz TMA-3.
Rozaban las 7:45 en la Península Ibérica, apenas nueve minutos después del despegue desde la base de lanzamiento de Baikonur en Kazajstán, y la Soyuz entraba en su órbita alrededor de la Tierra y también en ingravidez. Un pequeño muñeco en la cabina de los astronautas, que hasta entonces había colgado de un cordón perfectamente vertical, de repente empezó a flotar, y los tres astronautas dejaron de sentir sobre su tórax la gran presión impuesta por la lucha contra la gravedad terrestre.
En Madrid, en la sede Centro de Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), sonaron los aplausos de los invitados al acto organizado conjuntamente por la ESA y el CDTI, y al que entre otras personalidades asistieron Daniel Sacotte, Director de Administración de la ESA, el secretario de estado de Política Científica y Tecnológica, Pedro Morenés, y Francisco Giménez-Reyna, director de Programas Internacionales del CDTI.
“Es un gran momento para la ciencia, y un gran momento para España”, dijo en su primera intervención desde Baikonur Jean Jacques Dordain, Director General de la ESA. Juan Costa Climent, ministro español de Ciencia y Tecnología, felicitó al astronauta español también desde la base rusa.
En el CDTI, Morenés recordó el papel de España como miembro fundador de la ESA y en especial en esta misión, que financia con 12.810 millones de euros. Siete de los experimentos que realizará Pedro Duque durante los ocho días que dure su estancia en la ISS son españoles.
El astronauta europeo, colega de Duque, Jean François Clervoy, hizo las veces de comentarista del acto en el CDTI. Poco antes del despegue, cuando ya habían sido retiradas las plataformas de acceso al cohete, explicaba cómo debían sentirse los tres astronautas: “Ahora no cabe nada más en su cabeza que la gran concentración en su tarea, en los instantes que seguirán”. Instantes después del despegue las imágenes en directo de una cámara colocada dentro de la mismísima cabina de la Soyuz mostraban que tenía razón: los tripulantes se veían tranquilos, repasando en sus papeles que todo funcionaba según lo previsto. Sólo un detalle contradijo a Clervoy... porque ¡la concentración no impidió a Pedro acordarse de saludar a la cámara!
El control de la misión se realizará ahora, y durante los diez días restantes, desde Moscú. Los controladores se ocuparán de encender los motores de la Soyuz en los momentos adecuados para ir subiendo la nave –ahora 220 kilómetros de altura- hasta los 380 en que se encuentra la Estación. El acoplamiento se realizará unas 50 horas tras el lanzamiento, el lunes sobre las nueve de la mañana hora peninsular.
En la Estación de Seguimiento de Satélites de Villafranca del Castillo, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), se celebró también el lanzamiento junto con representantes del CDTI, la industria, y personal de la Estación.
