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Delhi, la India - Continuado
 
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Farmer in Ludhiana
Un agricultor protege su cosecha de todo el año en el mercado de Ludhiana
Tiempos difíciles en el granero
 
La combinación de altas temperaturas, lluvias más imprevisibles y una explotación intensiva de los recursos naturales amenaza con arruinar el futuro de los agricultores indios del Punjab.

Texto de Lars From y Klaus Dohm
Fotografía de Niels Hougaard
Ludhiana, Punjab, la India
Copyright 2004, Morgenavisen Jyllands-Posten

El Punjab se conoce como el "granero de la India" y millones de personas dependen allí de su agricultura. Sin embargo, algunos agricultores creen que la región se está convirtiendo en un desierto.

En estos días, cuando uno observa los campos de Punjab en el noroeste de la India, contempla un panorama idílico. Miles de trabajadores, muchos de ellos procedentes de Bengala, cosechan el grano valiéndose de pequeñas cuchillas. En los mercados de las ciudades, grandes pilas de grano se ofrecen a la venta.

Se considera que la región de Punjab es el granero de la India, y los esforzados sij, en los últimos 30 años, han llevado a cabo una "revolución ecológica" en la primitiva agricultura india.

No obstante, detrás de las montañas de granos se oculta una bomba de relojería que amenaza a millones de personas que viven de la agricultura con hacer desaparecer su fuente de ingresos.

En los últimos años, la capa freática de la zona ha descendido muchos metros. Los agricultores deben invertir en bombas modernas que cada vez profundizan más y más en el suelo para obtener un agua vital para que puedan cosechar trigo en primavera y arroz en otoño.

Según los campesinos, el descenso del nivel acuífero se debe a que el clima se ha vuelto más cálido en el Punjab y las lluvias monzónicas que llegan a finales de año cada vez aportan menos agua. Si a esto se une el uso intensivo de agua de pozos por parte de los agricultores, según estos se forma un cóctel explosivo que convertirá la región en un desierto.
 
 
Big farmer Bhagwaut Singh has many water pumps
El poderoso agricultor Bhagwaut Singh, que posee muchas bombas de agua
El desierto amenaza
 
Los grandes agricultores Baljinder Singh y Bhagwaut Singh son dos de los granjeros del Punjab que mejoraron la eficacia de "su" agricultura con gran éxito (según los patrones de la India). Sin embargo, cada vez tienen más dificultades para obtener el agua de regadío que necesitan.

Bhagwaut Singh acaba de invertir unos 1.000 € en una nueva bomba de agua de gran profundidad. Las antiguas ya no eran eficaces.

“Antes no era difícil conseguir suficiente agua. Si esta tendencia continúa, tendremos problemas”, afirma.

Su colega Baljinder Singh teme, directamente, que la región termine convertida en un desierto. Claro que él mismo contribuye a aumentar el problema:

“Hace 1.200 años el estado de Rajastán, no lejos de aquí, era una región verde. Hoy es un desierto. Y el Punjab está en peligro de correr igual suerte, porque la capa freática desciende sin cesar. Cuando el agua descienda hasta un nivel determinado, ya no podremos cultivar la tierra y Punjab será un desierto”, asevera Baljinder Singh.

Al mismo tiempo, se da cuenta de que su manera de cultivar la tierra forma parte del problema.

“Debido al retraso del monzón, nos vemos obligados a bombear agua del subsuelo para poder plantar el arroz a su debido tiempo. De modo que el nivel de la napa de agua sigue descendiendo. Si, por otra parte, abandonáramos el cultivo del arroz, nuestro desarrollo se detendría. El problema es que el cultivo de arroz resulta más rentable que el de trigo. Por eso seguimos adelante, hasta que surjan cultivos alternativos que nos reporten igual valor”, explica Baljinder Singh.

Indica que la capa de agua subterránea de sus tierras ha descendido desde unos tres metros hasta los trece de la actualidad. Baljinder Singh obtiene la mayor parte de sus ingresos anuales (unos 5.000 €) del cultivo de arroz. El Gobierno de la India tampoco está libre de culpa. En realidad, es el Gobierno de Delhi el que fija los precios del arroz y del trigo. Actualmente, los agricultores ganan un 50% más con la cosecha del arroz, que no es un cultivo natural del Punjab.

Por eso no pueden renunciar a los ingresos adicionales que les proporciona el cultivo de arroz frente al de trigo.
 
 
farmer Avtar Singh has big problems
Avtar Singh: el pequeño agricultor con grandes problemas
La tierra está empeñada

Si bien Baljinder Singh posee tal extensión de tierra que tal vez nunca tenga problemas para alimentar a su familia, el futuro es un poco más oscuro para el pequeño agricultor llamado Avtar Singh.

El campesino, de 28 años de edad, mantiene a su esposa, sus cuatro hijos y sus padres con el rendimiento de su pequeña parcela. Se desplaza con frecuencia al pequeño mercado de la ciudad de Ahmedgarh, donde los agricultores de la zona venden su grano.

Aunque el Gobierno mantiene los precios artificialmente elevados, Avtar Singh no consigue vender tanto grano como para satisfacer a sus acreedores.

“Cada vez es más difícil salir adelante. La mayoría de los pequeños agricultores estamos muy endeudados y los grandes terratenientes intentan comprar nuestras tierras”, explica Avtar Singh.

A lo largo del año pasado Avtar Singh solicitó al banco préstamos por unos 1.000 €. Como sus ingresos por la cosecha de arroz del año pasado y la de trigo de este año sumarán sólo unos 700 €, su balance está en números rojos.

El banco le ha concedido el préstamo tomando la tierra como fianza, por lo que si Avtar Singh es incapaz de pagarlo, tendrá que recurrir a las casas de empeños privadas. Aquí los gastos ascienden al 30%, explica.

La cosecha de trigo ha fracasado

En el mercado de Ahmedgarh, los pequeños agricultores insisten en contar lo mal que van las cosas.

Este año, la cosecha de trigo de Avtar Singh está un 25% por debajo de la media. Según Avtar Singh, esto se debe a que marzo fue muy caluroso y no se presentaron las lluvias habituales.

El descenso del agua subterránea también afectará a la pequeña parcela de Avtar Singh. En los últimos 15 años no ha adquirido una sola bomba para obtener el agua que necesita para el riego. La bomba que posee en la actualidad sólo le servirá unos pocos años más, hasta que ya sea incapaz de extraer agua. A diferencia del importante agricultor Bhagwaut Singh, él no puede permitirse la compra de una bomba mejor.

“Creo que dentro de cinco o seis años tendré que abandonar mi trabajo y vender la tierra. No tengo medios para adquirir una bomba nueva”, afirma Avtar Singh.

Si Avtar Singh vende su tierra, se verá obligado a solicitar trabajo en la industria o a ofrecerse como obrero del campo. En tal caso, como máximo ingresará al día de 2 a 2,5 €.

Si la situación no se modifica, Avtar Singh compartirá su destino con miles de humildes trabajadores del campo que realizan trabajos manuales para los grandes agricultores sij.
 
 
Water is fetched from 10 metres deep
El agua se extrae desde un profundidad de 10 metros
Los trabajadores del campo, cada vez más pobres

En los campos de labranza de Baljinder Singh se trabaja duro para asegurar un buen ingreso al gran agricultor y su familia.

Kulwant y su esposo, Jeel Singh, junto con sus dos niños, deben trabajar durante tres días, 10 horas al día, para ganar unos 13 € en total. En realidad, la familia no recibe dinero alguno, sino 150 kg de trigo por cada acre (0,4 hectáreas) que cosechan. Cuando no trabajan la tierra como esclavos, Jeel Singh trabaja como empleado de limpieza por 1 € al día.

En un campo cercano trabaja otra familia. Sin embargo, Surinder Pal y su hermana, junto con sus niños, ganan sólo unos 10 €, o 100 kg de trigo, por cada tres días de trabajo. Unos ingresos de los que dependen ocho personas.

No poseen tierras. Por ello, cuando no trabajan en la cosecha para los grandes agricultores, limpian verduras o realizan cualquier otro trabajo que puedan conseguir. Sus esposos no trabajan en el campo porque se dedican a la carpintería o la limpieza y ganan en torno a 1 € al día.

Según dice Surinder Pal, para los humildes trabajadores del campo es muy difícil conseguir el dinero suficiente. Aunque perciban un modesto salario, ellos también se verán afectados si declina la agricultura en el Punjab o en el conjunto de la India.

“Todo es muy caro y no tenemos suficiente dinero. Además, cuando hay mal tiempo, no podemos trabajar en la cosecha y no ganamos dinero. Por lo tanto, a veces pasamos hambre”, explica Surinder Pal.

Trabajadores emigrantes

Hay también trabajadores de otras partes de la India que trabajan como esclavos en las tierras de los grandes agricultores.

Uno de ellos es Raghu Urao, de 40 años de edad. Procede de Bihar, donde vive con su esposa y sus cuatro hijos. Aunque cada año trabaja unos seis meses en Punjab, no le resulta posible llevar a su familia consigo.

“No tengo casa en Punjab. Por lo tanto, no puedo traer a mi familia. La mayoría de la gente de Bihar es pobre y allí no tengo trabajo. Debo viajar hasta aquí para trabajar en la cosecha. Gano 2,5 € al día”, dice el pequeño y fuerte trabajador.

Sin embargo, se ve obligado a vivir en una choza de nueve metros cuadrados, que comparte con seis o siete trabajadores más y una gran bomba de agua. En el lugar que hace las veces de dormitorio y de cocina abundan los recipientes vacíos de distintos tipos de pesticidas y herbicidas.
 
 

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