Investigadores españoles miden el efecto de las tormentas solares sobre la capa de ozono
Saber cómo evolucionará el agujero de ozono en la atmósfera exige conocer no sólo cómo influye en él la actividad humana, sino también factores naturales. Por ejemplo, las tormentas solares. Investigadores españoles aprovecharon las tormentas solares de finales del 2003, que están entre las más intensas de los últimas décadas, para medir por primera vez con detalle y en toda la atmósfera los cambios que estos fenómenos inducen en la química del ozono. Usaron para ello datos del satélite de observación de la tierra Envisat, de la Agencia Europea del Espacio (ESA).
“Sabemos que la influencia de la actividad solar en el agujero de ozono es muy pequeña en relación a la que ejerce la actividad humana [con emisión de compuestos como los CFC, ahora prohibidos], pero existe”, explica Manuel López Puertas, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) y uno de los autores del trabajo. “Y si queremos saber si se recupera o no la capa de ozono al cabo de diez, de treinta años, necesitamos conocer todos los factores que influyen”.
Durante una tormenta solar la Tierra es ‘bombardeada’ por infinidad de partículas cargadas que alteran la química atmosférica. Una de las consecuencias de este bombardeo es cierta destrucción del ozono. Esto se sabía ya por medidas de ozono en momentos y regiones concretas, pero para entender el proceso y valorar su alcance era necesario conocer los detalles, todos los pasos químicos intermedios, y además hacer medidas en toda la atmósfera. Esto es precisamente lo que ha logrado López Puertas gracias a los datos tomados por el instrumento MIPAS a bordo de Envisat. El trabajo se ha realizado en colaboración con investigadores alemanes, del Forschungszentrum Karlsruhe (Karlsruhe, Alemania); y estadounidenses, del Goddard Space Fligth Center de NASA (Greenbelt, EEUU).
“Hemos medido por primera vez todas las especies [los compuestos] importantes que intervienen en la química del ozono”, dice López Puertas. “Y en cuanto a las medidas del ozono en sí, nunca se habían obtenido con esta precisión, y en tantas regiones de la atmósfera”.
Los investigadores han analizado las consecuencias de la intensa actividad solar entre finales de octubre y principios de noviembre de 2003 -las llamadas ‘tormentas de Halloween”-, y en especial del 28 al 31 de octubre de 2003, la cuarta más intensa de las últimas cuatro décadas, desde que se realizan medidas sistemáticas. Las medidas se refieren a los llamados ‘compuestos reactivos del nitrógeno’ y ciertos compuestos clorados. Algunas de las perturbaciones se registraron de forma inmediata; hay compuestos del nitrógeno, por ejemplo, que “se multiplican de forma casi instantánea” por un factor ocho, mientras que el ozono se reduce a un tercio. Otras alteraciones se midieron más tarde, incluso meses después.
Pero en realidad el trabajo acaba de empezar para los investigadores. Ahora tendrán que estudiar si las medidas encajan con los modelos de química atmosférica disponibles. Los resultados preliminares indican que no, lo que implica que los conocimientos actuales sobre los procesos químicos que tienen lugar en la atmósfera terrestre no son aún completos.