El sueño en el espacio

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Después de un largo día de trabajo en órbita, no hay nada como dormir bien. Sin embargo, dormir en el espacio es ligeramente distinto. No hay arriba ni abajo, y nada tiene peso. Los astronautas pueden fijar el saco de dormir a las paredes o al techo y dormir en cualquier sitio siempre que no floten alrededor y choquen con otros objetos.

En la Estación Espacial Internacional (ISS), la mayoría de los astronautas disponen de un pequeño camarote propio. Si a bordo no hay suficientes para todos, algún astronauta puede dormir en uno de los módulos de la ISS. La sección norteamericana está formada por cabinas privadas insonorizadas, donde los tripulantes pueden escuchar música, utilizar ordenador portátil y guardar sus efectos personales en un gran cajón o en redes fijadas a las paredes de la cabina. Las cabinas también disponen de lámpara de lectura, un estante y un escritorio.

Es importante que las zonas para dormir estén bien ventiladas. De no ser así, los astronautas podrían despertar privados de oxígeno y sofocados por la formación de una burbuja de anhídrido carbónico, exhalado por ellos mismos, en torno a la cabeza.

Cada 24 horas hay 16 crepúsculos en la ISS, por lo que no es fácil saber cuándo llega la hora de dormir. Los astronautas trabajan y duermen siguiendo un horario diario. Normalmente se planifican ocho horas de sueño al final de cada día de la misión. Pueden utilizar máscaras para dormir o bajar la persiana de la ventana para impedir que entre sol mientras duermen.

Para despertar, la tripulación utiliza un despertador o música emitida por el control de la misión desde la Tierra. La emoción que provoca estar en el espacio y los mareos causados por el movimiento pueden alterar el patrón de sueño de los astronautas. Algunos de ellos han informado de sueños y pesadillas. Hay incluso algunos que roncan en el espacio.

Última modificación 05 julio 2011

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Vivir en el espacio