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LISA Pathfinder in low-Earth orbit (C)
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LISA Pathfinder inicia su aventura

01/12/2015 580 views 8 likes
ESA / Space in Member States / Spain

Este año se cumple un siglo desde que Albert Einstein publicó su teoría de la relatividad general, el 2 de diciembre de 1915, una teoría que cambió para siempre la física y la ciencia modernas, y de la que bastantes de sus postulados han conseguido demostrarse experimentalmente. Sin embargo, uno de ellos se resiste a salir del campo teórico: las ondas gravitatorias.

LISA Pathfinder espera dar los primeros pasos para que se pueda demostrar de forma directa la existencia de esos fenómenos del espacio-tiempo. Su lanzamiento el 2 de diciembre, desde Kourou, a bordo de un lanzador Vega, inicia una ambiciosa misión que se ha presentado en un evento informativo en ESAC, en el que se ha repasado la participación de la industria aeroespacial española en el satélite y su importancia dentro del programa científico de la ESA. 

“LISA Pathfinder es un proyecto muy único”, en palabras de Emmet Fletcher, responsable de la oficina de comunicación de ESA/ESAC. Tan único, que permite abrir la astronomía a todo un nuevo Universo. Si se comparara con el cine, como apunta Javier Ventura-Traveset, asesor al director de ESAC, “observar el Universo desde tierra es como ver una película en blanco y negro”. Si se hace desde el espacio, se añade color a dicha película, y las ondas gravitatorias aportarían, en esta comparación, la llegada del sonido. 

El desarrollo de la tecnología necesaria para la detección directa de estos datos, que es lo que LISA Pathfinder va a demostrar, es muy complejo y utiliza como principio de medida los fotones en caída libre entre las masas de prueba del satélite, como ha apuntado Michele Armano, científico de operaciones de la misión. Para garantizar esas medidas, la carga útil debe permanecer inmóvil y las masas inerciales han de mantenerse aisladas de las interferencias de fuerzas no gravitatorias, como el viento solar o la radiación electromagnética emitida por los instrumentos, lo que añade otro nivel de complejidad al satélite.

Lo que LISA Pathfinder debe probar es que el interferómetro entre ambas masas de prueba es capaz de detectar interferencias externas. Éste será el principio del Gravitacional Wave Observatory que la ESA está estudiando para la década de 2030, y que tendrá por delante un reto todavía mayor. “La gravedad es la fuerza más débil de todas”, según Carlos F. Sopuerta, investigador principal del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), y la única manera de poder detectar de forma directa las ondas gravitatorias será mediante la observación de eventos cataclísmicos cósmicos, como fusiones de agujeros negros o colapsos de supernovas. 

LISA Pathfinder tardará ocho semanas en llegar al punto de Lagrange L1, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, desde donde realizará su misión principal. En ESAC trabajan doce personas llevando las operaciones científicas, y será la antena de Cebreros la que se comunique de forma principal con el satélite. 

La industria española ha tenido una importante participación en la plataforma y la carga útil de LISA Pathfinder, con contratos por un importe total superior a más de diez millones de euros y que “todos ellos se han conseguido por concurrencia competitiva” con empresas de otros países, según explica Pilar Román, del departamento de programas internacionales de CDTI. ADS CRISA, RYMSA, ADS CASA y Alter Technology han aportado componentes importantes a la plataforma del satélite, mientras SENER y GMV han trabajado en la gestión de datos de la carga útil y CSIC-IEEC ha contribuido a desarrollar herramientas de análisis de los datos y a diseñar experimentos durante la misión.

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