Comunicaciones

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Los aficionados a la serie de televisión Star Trek de la década de 1960 se sorprendieron al ver al Capitán Kirk abrir un diminuto teléfono de mano para hablar con la tripulación de su nave estelar. Actualmente, los teléfonos móviles ya no pertenecen a la ciencia ficción. Vaya adonde vaya uno en la Tierra, en el Polo o en mitad del mar, es posible comunicarse por teléfono. Con los últimos modelos también es posible enviar mensajes electrónicos y acceder a Internet.

Esa revolución de las comunicaciones ha sido posible por la introducción de la tecnología de satélites. Hasta mediados de la década de 1960, los mensajes de teléfono eran gestionados mediante enlaces y cables de radio basados en tierra. Sin embargo, había un límite en cuanto a la cantidad de mensajes que se podían administrar.

Entonces aparecieron los primeros satélites de comunicaciones. Esos satélites, que describen una órbita geoestacionaria a unos 36.000 km de altura sobre el ecuador, evitaron que fuera necesario crear una costosa red de transmisores y cables. Eran capaces de enlazar fácilmente a los usuarios que se comunicaban de un lado a otro del mar o en cadenas montañosas. El satélite Early Bird, que fue lanzado en 1965, tenía capacidad para gestionar 240 llamadas telefónicas a la vez. Actualmente, un gran satélite de comunicaciones puede administrar cientos de miles de llamadas de teléfono.

En los últimos años se ha producido otra revolución, con la introducción de flotillas de pequeños satélites que describen órbitas bajas o medias. Son decenas que siguen trayectorias distintas, por lo que siempre hay varios satélites sobre la línea del horizonte para recibir las llamadas de los dispositivos móviles. A continuación, cada llamada se envía a través de una estación de "pasarela" que la traslada al receptor. Esos satélites también se utilizan para seguimiento personal, mensajería y localización de emergencia.

Última modificación 18 octubre 2011

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