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“Podríamos decir que SMOS es un ‘instrumento volador’ que tiene un satélite pegado en un lado”.
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Entrevista con Guillermo Buenadicha, ingeniero de operaciones del instrumento principal de SMOS

27/10/2009 2292 views 3 likes
ESA / Space in Member States / Spain

Guillermo Buenadicha es el responsable de las operaciones de MIRAS – un nuevo tipo de radiómetro muy sofisticado. Equipado con su propio procesador y con la capacidad de almacenar sus propios datos abordo, MIRAS puede realizar muchas de las funciones que normalmente se delegaban a la plataforma del satélite. Por este motivo, su operación requiere un cuidadoso equilibrio entre la experiencia en operaciones de vuelo y el conocimiento del instrumento.

Guillermo Buenadicha es natural de Ávila, España, y estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid. Entró en la ESA en 1995, inicialmente para trabajar en la misión ISO como ingeniero de operaciones de la plataforma desde el centro de Villafranca, lo que ahora es el ESAC (Centro Europeo de Astronomía Espacial). En 1998, se trasladó al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA en Alemania para trabajar en las operaciones de la misión Integral, especializándose en las operaciones de los instrumentos.

En el año 2000 volvió al ESAC para unirse al equipo de operaciones científicas de XMM-Newton, y en el 2007 se incorporó al equipo de operaciones científicas de Planck. Desde Enero de 2008, ha estado trabajando en el ESAC como ingeniero de la carga útil de SMOS.

ESA: ¿Qué hace de las operaciones de la carga útil de SMOS, el instrumento MIRAS, algo único?

Guillermo Buenadicha: SMOS es completamente diferente de las misiones tradicionales, con múltiples cargas útiles: está equipado con un único instrumento, el Radiómetro de Microondas basado en la Síntesis de Apertura (Microwave Imaging Radiometer with Aperture Synthesis, MIRAS). MIRAS está compuesto por una unidad central principal y por tres brazos de 8 metros de envergadura en los que se sitúan los sensores, y es mucho más grande que la pequeña plataforma Proteus, de 1 metro cúbico, que se encarga del control del vuelo. De hecho, MIRAS pesa 355 kg, mientras que Proteus sólo pesa 303 kg, por lo que podríamos decir que SMOS es un ‘instrumento volador’ que tiene un satélite pegado en un lado. Por este motivo, las operaciones de la carga útil de SMOS requieren una combinación de experiencia tanto en el control de un instrumento científico complejo como en el control de un satélite.

ESA: ¿Cuál es tu principal función como ingeniero de la carga útil de SMOS?

Guillermo Buenadicha: Gran parte de mi trabajo es como las operaciones ‘tradicionales’ de un satélite: realizar las tareas diarias de mantenimiento, comprobar parámetros, planificar la descarga de datos, planificar las actividades de la misión y generar comandos. La única diferencia es que todas estas acciones se desarrollan para un instrumento, MIRAS, no para el satélite en sí. También coordino las actividades de la carga útil con los otros equipos de SMOS basados aquí en el ESAC, y especialmente con el equipo de operaciones del satélite de la Agencia Espacial Francesa (CNES) en Toulouse. Coordinarse con los científicos de MIRAS y con los responsables de la misión es tremendamente interesante y supone una buena dosis de trabajo en equipo.

ESA: ¿Cómo encajan las operaciones de la carga útil dentro del conjunto de actividades de la misión?

Guillermo Buenadicha: Tras el lanzamiento, y una vez que SMOS se encuentre en la fase de operaciones de rutina, monitorizaremos el estado de MIRAS a diario, comprobando que recibimos los datos como se esperaba, que los sensores de MIRAS – un total de 69 – están funcionando según lo previsto, comprobando la telemetría y asegurándonos de que las próximas actividades están correctamente planificadas.

ESA: ¿Cómo es de complejo el radiómetro MIRAS? ¿Cómo funciona, en términos generales?

Guillermo Buenadicha: MIRAS observa el suelo bajo la senda del satélite, recibiendo la radiación emitida por el agua y por el suelo en la banda-L, entorno a los 1.4 GHz. Los datos iniciales deben ser correlacionados y ‘mezclados’ en el procesador de abordo antes de que puedan ser descargados a través de las estaciones de seguimiento en banda-X en el ESAC y en Svalbard, en Noruega. Una vez en tierra, los paquetes de datos recibidos necesitan ser procesados y se tienen que correlacionar con las mediciones ‘reales de tierra’ de la humedad del suelo y de la salinidad del agua recogidos por equipos de medición embarcados y por sondas situadas en diversas ubicaciones del planeta, incluso en Australia y en la Antártida.

Como MIRAS es un nuevo tipo de instrumento pasivo que mide la radiación en microondas emitida por la superficie de la Tierra a medida que la sobrevuela, tendremos muy pocos datos con los que poder comparar nuestros resultados a medida que avanza la misión. Por este motivo, realizaremos una calibración mensual, apuntando MIRAS al cielo y usando el fondo oscuro y frío del universo como referencia conocida para la calibración.

ESA: ¿Cuáles son los tres mayores retos en las operaciones de la carga útil?

Guillermo Buenadicha: En primer lugar, el software de nuestro segmento de tierra está basado en el utilizado para el CryoSat-1 original en 2005, por lo que se está quedando anticuado; nos veremos obligados a actualizarlo durante la vida operativa de SMOS – lo que sin duda será un reto, aunque la ESA ya lo ha hecho con éxito en el pasado, por ejemplo con XMM-Newton.

En segundo lugar, debemos desarrollar las operaciones de la carga útil con unos recursos humanos limitados – en la práctica, trabajo solo desde el ESAC. Pero debo destacar que cuento con un apoyo excepcional por parte de los otros equipos de SMOS en el ESAC y de los equipos de operaciones de la ESA y de los especialistas en el ESOC.

Finalmente, debemos coordinar nuestras actividades en el ESAC con las de los otros equipos de la ESA en ESTEC y en ESRIN, y con las de los otros miembros de la misión, lo que incluye a la Agencia Espacial Francesa CNES y a los usuarios externos de los datos científicos. Esto nos supone ciertas limitaciones pero también es una de las fortalezas del proyecto – una única organización jamás hubiera podido desarrollar toda la misión.

Nota del editor:

Esta entrevista forma parte de una serie de entrevistas con algunas de la personas clave involucradas en la misión SMOS. Las demás serán publicadas a lo largo de las próximas semanas.