Los telescopios de rayos X registran el ‘espasmo’ de una estrella muerta ‘magnetar’
Un equipo de astrónomos ha registrado el gigante espasmo estelar de una ‘magnetar’, un objeto constituido por los restos de una estrella de mucha masa con un campo magnético muy potente. El hallazgo se ha realizado gracias a los datos proporcionados por varios telescopios espaciales de rayos X.
Cuando se trata de fenómenos astronómicos extraños, las estrellas de neutrones conocidas como magnetars están muy arriba en la lista. Las magnetars, restos de estrellas muertas, son del tamaño de montañas, pero pesan tanto como el Sol y tienen campos magnéticos cientos de trillones de veces más potentes que el de la Tierra –responsable de que las brújulas señalen el norte-.
Los astrofísicos se las han arreglado ahora para pillar a una magnetar recientemente descubierta mientras sufre una especie de espasmo cósmico, un acontecimiento que les ha dejado perplejos. En múltiples trabajos presentados en la revista Journal and Monthly Notices, de la Real Sociedad Astronómica británica (Royal Astronomical Society), los investigadores describen el comportamiento de este objeto, localizado en un cúmulo estelar a unos 15.000 años luz de distancia, en la constelación Ara, en el Hemisferio Sur. La magnetar ha sido bautizada oficialmente como CXOU J164710.2-455216, e informalmente como ‘magnetar Westerlund 1’.
"Conocemos sólo una docena de magnetars”, ha declarado Michael Muno, del Laboratorio de Radiación Espacial del Instituto Tecnológico de California. “En pocas palabras, lo que hemos descubierto ha sido un terremoto en la magnetar, y eso nos dice mucho acerca de las fuerzas que soportan este tipo de objetos”.
En Septiembre de 2005, aproximadamente un año después de que Muno descubriera la magnetar, ésta sufrió un estallido. Por suerte, el objeto estaba siendo observado en ese período por diversos satélites, incluyendo el telescopio de rayos X de la Agencia Espacial Europea (ESA) XMM-Newton, y el observatorio de rayos X y gamma Swift, de la NASA. Apenas cinco días antes de ese fenómeno, Muno y sus colaboradores habían estado observando la magnetar con XMM-Newton, y la habían visto en el mismo estado de relativa calma en que la habían descubierto.
Tal como hacen la mayoría de las magnetars, la descubierta por Muno emitió un chorro de rayos X que, como un faro, barrió la Tierra una vez cada diez segundos. Esto hizo posible determinar con mucha precisión su estado rotacional. El fenómeno que generó la emisión también multiplicó por cien el brillo de la estrella; creó tres haces separados de radiación donde antes sólo existía uno; y aumentó el ritmo de rotación de la magnetar en alrededor de una milésima de segundo.
Según Muno, hace falta investigar más para averiguar qué ha pasado con la magnetar, dado que está hecha de materia mucho más densa que la que existe en la Tierra, y su composición es aún un misterio.
No obstante, es posible hacer estimaciones extrapolando teorías desarrolladas para otras estrellas de neutrones. Los campos magnéticos en el interior de una estrella de neutrones están probablemente enrollados entre sí. En un proceso en cierto modo similar a lo que ocurre con las placas tectónicas terrestres, a medida que los campos magnéticos se desentrelazan el estrés se traslada a la corteza exterior. La corteza resistirá durante un tiempo, pero acabará fracturándose: se producirá un terremoto. Las fracturas harán que la superficie de la magnetar brille intensamente por múltiples fuentes.
Además, hay motivos para pensar que parte del interior de la estrella de neutrones es líquido, y que podría estar rotando más rápido que la corteza. El terremoto podría hacer que este fluido se uniera a la corteza, de forma que ésta se aceleraría ligeramente.
“Así que creemos que la corteza se fracturó”, dice Muno, añadiendo que las observaciones son importantes por dos razones. “En primer lugar, hemos visto ahora otra forma en la que estos objetos exóticos disipan sus campos magnéticos internos a medida que envejecen.
"Segundo, hemos podido observar este fenómeno porque un equipo de astrónomos estaban siguiendo muy de cerca a este objeto recién descubierto”, añade. “El hecho de que observáramos el fenómeno sólo un año después del descubrimiento de la magnetar implica que podrían estar teniendo lugar docenas de ellas en nuestra galaxia.
“Si encontramos muchas más de estas magnetars tendremos que revisar lo que sabemos acera de la muerte de las estrellas”, señala Gianluca Israel, astrónomo italiano que también publica un trabajo independiente sobre la magnetar en el Astrophysical Journal.
Muno es el autor principal de un trabajo que se publica este mes en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Para más información
Michael Muno, California Institute of Technology's Space Radiation Laboratory, EEUU
Email: mmuno @ srl.caltech.edu
Gianluca Israel, National Institute for Astrophysics (INAF), Italia
Email: gianluca @ mporzio.astro.it
Norbert Schartel, Jefe Científico del telescopio de rayos X de la ESA, XMM-Newton
Email: norbert.schartel @ sciops.esa.int